¿Alguna vez te has planteado cuál es tu estilo de apego y cómo éste puede estar afectando en tus relaciones adultas?
En este artículo hablaré de ello. Qué es el apego y los tipos de apego que hay para que puedas introducirte en este mundo e identificarte con alguno de ellos.
Cuando inicio un proceso de terapia en el que se plantean problemas de pareja o en relaciones estrechas, dedico un tiempo a explorar el estilo de apego del paciente, pues cada vez queda más demostrado que el apego establecido desde la infancia puede afectar directamente a la manera en la que entendemos y gestionamos las relaciones. Desde la seguridad o desde el miedo. Viéndose éstas condicionadas por una cosa u otra.
¿QUÉ ES EL APEGO?
El apego es la relación afectiva más estrecha e importante que un ser humano puede establecer con otro. El apego ha de ser una relación que dura en el tiempo, que es estable, constante y permanente durante prácticamente toda la vida de la persona.
Se establecerán tres tipos de apego que mencionaré a continuación y que explicaré más adelante:
- Apego seguro
- Apego evitativo o evasivo
- Apego ansioso ambivalente
APEGO SEGURO EN LA INFANCIA:
Las figuras de apego se preocupan de manera persistente por las necesidades del bebé y son capaces de satisfacer esta necesidad prácticamente en todas las ocasiones de forma sincera y calmada. No son figuras invasivas ni tampoco demasiado preocupadas o temerosas, simplemente, aportan seguridad al bebé cuando éste se siente inseguro por el medio.
Además de cubrir las necesidades básicas del bebé, son seres afectivos que responder con amor, pero también con independencia. Entienden que el papel es de cuidadores y su labor es impulsar y acompañar al bebé a ser independiente y autosuficiente, fomentando así sus habilidades de forma progresiva. Así el bebé se separará de sus figuras de apego experimentándolo con angustia, tras la separación autorregulará su angustia dontándose de sus propias herramientas y al recuento con su cuidador reaccionará con alegría y sensación de bienestar.
Estos niños, una vez adultos, se sentirán seguros, sin depender de la aprobación o de sentirse queridos por los demás. Sabrán identificar qué vínculos les proporcionan bienestar y cuáles malestar y daños, para poder actuar en consecuencia y no permanecer en un lugar o con alguien que no nos hace bien.
APEGO INSEGURO EVITATIVO EN LA INFANCIA:
Los cuidadores de estos bebés suelen mostrarse con un comportamiento inamovible e inflexible. Caracterizándose por su rigidez mental y emocional. Consideran que las necesidades del bebé no son tan importantes como éste las manifiesta y las ignoran, hasta el punto de manifestar rechazo hacia dichas necesidades, cuando en realidad son necesidades propias de cualquier bebé. Se basan en el criterio que ellos mismos tienen sobre lo que el bebé necesita, marcado cuando es lógico que pida y cuando no. Si ellos consideran que realmente es una necesidad básica, la cubren, pero si creen que es porque el bebé intenta manipularles, es un capricho, etc, se limitan a ignorarlo para intentar extinguir dicha necesidad.
Por lo tanto, este niño que se convierte en adulto, aprende a no manifestar sus emociones, sentimientos o necesidades, pues son muestras de debilidad que serán rechazadas por el otro.
Sienten seguridad cuando no existe la intimidad suficiente como para tener que mostrar su vulnerabilidad. La teoría de estos adultos es “si no estoy demasiado cerca de mis figuras de apego, evitaré el rechazo” y así actuarán para defenderse en el resto de sus relaciones.
APEGO INSEGURO ANSIOSO AMBIVALENTE:
Las figuras de apego de los bebés, en este caso, se caracterizan por mostrarse insensibles de forma intermitente a las necesidades del bebé. Esto quiere decir, que dependerá del estado de ánimo o las ganas del cuidador, el que cubran las necesidades del bebé o no lo hagan.
Si un día la figura de apego se despierta de buen humor, cubre las necesidades del bebé, pero al día siguiente se muestra insensible a éstas. O también, consideran que el bebé necesita algo, cuando en realidad en ese momento está calmado, mostrándose como cuidadores invasivos.
Esta ambivalencia, genera un estado de angustia permanente en el bebé, ya que es incapaz de identificar cuando estará protegido y cuando no, por lo tanto, manifiesta sus necesidades de forma permanente, solicitando la atención de sus figuras. Estos niños se sienten totalmente condicionados por obtener el amor del otro, dejando así de explorar el entorno de forma normativa.
Estos niños, se convertirán en adultos que querrán estar con sus seres queridos, pero a la vez sentirán rechazo y enfado por esa sensación desmedida de abandono, solicitando atención excesiva en sus relaciones, siendo invasivos en muchas ocasiones. Tienen miedo y angustia a ser abandonados y activan mecanismos ansiosos para prevenir dicho abandono.
Si crees que puedes tener un estilo de apego inseguro, no te pierdas el próximo artículo. En él hablaremos sobre las conductas más frecuentes llevadas a cabo por ambos estilo de apego inseguro en las relaciones de pareja.
Una artículo genial!